La vida de una persona está repleta de primeros días: el primer día de cole, el primer día en el instituto, el primer día de fútbol en Mestalla, el primer día (o, mejor en este caso, la primera noche) fuera de casa, el primer día de…en fin, casi todos los días hacemos alguna cosa por primera vez.
Algunos primeros días pasan sin pena ni gloria o simplemente los olvidamos. Pero otros primeros días nos marcan, son esos primeros días que se nos quedan grabados en la mente…para bien o para mal (que también hay primeros días negativos, por supuesto).
En los últimos siete años y medio he tenido la suerte de vivir alguno de esos primeros días importantes…pero hoy ha sido el último primer día inolvidable en mi vida. Hoy he alcanzado una de esas metas que uno se marca en la vida, grandes, ambiciosas… inalcanzables por momentos… que te hacen trabajar duro, por uno mismo, pero también por las personas que han confiado en ti y te han apoyado (sobre todo, tú… y quienes llegaron contigo del espacio).
Seis años de esfuerzo para hoy disfrutar de mi primer día de trabajo en la UPV.
Ya lo dijo William Faulkner,
«La sabiduría suprema era tener sueños bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen.»
Pues eso, yo no busco la sabiduría suprema pero si vienen más primeros días que sean como el de hoy…