Perder, a veces, es la mejor forma de ganar

Hay melodías inspiradoras, que emocionan, que nos llegan donde otras no alcanzan… En 1976, el compositor estadounidense Bill Conti logró crear varias de ellas en la banda sonora de la que fue la mejor película en la edición de los premios Óscar de aquel año, «Rocky». Siempre he sido un enamorado de esta película y su música, de su historia, o mejor dicho de lo que significa su historia. Sylvester Stallone escribió el guión inspirado en el mundo del boxeo, lo que confiere a ciertas escenas, sobre todo el combate final, una épica especial. Pero se trata de una historia aplicable a cualquier otro ámbito y que, estoy seguro, es mucho más habitual de lo que cualquiera puede pensar.

La vida, de vez en cuando, nos sorprende, nos presenta una oportunidad que sabemos que no podemos desaprovechar. En nuestro interior somos conscientes de que es la última, de que si la dejamos escapar no saldremos nunca de ese mundo en el que permanecemos instalados en la falsa comodidad de sabernos a salvo del riesgo a perder. Pero… perder, a veces, es la mejor forma de ganar. Y generalmente, para entender esto, tan solo es necesaria una motivación, un apoyo, una ayuda, una Adrian…

En la escena final de la película, a la que pertenece el clip «The final bell», que incluyo a continuación, Rocky a duras penas se mantiene en pie, soporta estoicamente los golpes que le propina Apollo Creed y aun sin fuerzas y a punto de desfallecer, aguanta y lucha por no desmoronarse…y es justo tras sonar la última campana, en el momento que pierde el combate, cuando él ya se sabe ganador y nada más le importa excepto su motivación, su apoyo, su ayuda, su Adrian..

 

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