A lo largo del periodo de tiempo durante el que, como ya comenté en una anterior entrada, trabajé en Radio Élite, el deporte valenciano, más allá del fútbol, cosechó triunfos importantes. Y de muchos de ellos dimos cuenta en “Esports de Élite”.
El Kelme-Costa Blanca fue durante muchos años, hasta que la Operación Puerto provocó el fin de los patrocinios de las firmas valencianas y su posterior desaparición, el referente de nuestra comunidad en el mundo del ciclismo. La historia del equipo se remontaba a muchos años atrás (no en vano fue fundado en 1980), con éxitos destacados en grandes pruebas como el Giro de Italia o la Vuelta a España de la mano de corredores como Juan Fernández, Fabio Parra o Vicente Belda, a la postre director deportivo del conjunto en la época a la que se refiere el presente relato.
En el Tour de Francia, y hasta la llegada de Fernando Escartín al Kelme, que marcó un punto de inflexión del equipo en esta prueba, su mayor éxito había sido un tercer puesto en la general individual de 1988 (el año en que ganó Pedro Delgado) del colombiano Fabio Parra y tres victorias de etapa: una del propio Parra y otra de Martínez Oliver en aquella misma edición y una tercera, de Francisco Cabello, en 1994. En 1996, Fernando Escartín, con un 8º puesto, consiguió la segunda mejor clasificación de un corredor del Kelme en la historia de la general individual del Tour (tras el comentado bronce de Parra) y se logró la cuarta victoria parcial con una etapa de “Chepe” González. En 1997, a la presencia de Escartín se le suma la llegada de Roberto Heras, de forma que el Kelme reunió, probablemente, la mejor plantilla de su historia. Ese año, Escartín mejoró su clasificación en el Tour, alcanzando un 5º puesto y terminó la Vuelta a España en 2º lugar, puesto que repitió en la siguiente edición.
Las temporadas que van del 1999 al 2001 son las mejores en la historia del conjunto alicantino. En 1999, Escartín igualó el tercer puesto de Parra en la general del Tour, además de conseguir la victoria en la etapa reina, y Heras repitió ese lugar en el podio de la Vuelta y alcanzó el 5º lugar en el Giro (el mejor puesto jamás alcanzado en la clasificación individual de la carrera italiana por un ciclista del Kelme). Mientras que en el 2000, el conjunto consiguió alzarse con el triunfo en la clasificación general por equipos (logro que repetiría también en el 2001) al situar a Heras, Escartín y el colombiano Botero, entre los 10 primeros, además de ganar la Clasificación de la Montaña gracias a este último corredor, con el malogrado Javier Otxoa en la segunda posición (ambos ciclistas, además, consiguieron sendas victorias de etapa). En gran medida, aquella actuación en el Tour y la victoria en la general de la Vuelta a España con Heras, hicieron que el Kelme acabara el año 2000 clasificado como el 5º mejor equipo del mundo según la Unión Ciclista Internacional. Y a nosotros, aquellos triunfos, nos los contaban en directo en “Esports de Élite”.
Es obvio que desde Radio Élite, el seguimiento que podíamos hacer de las grandes vueltas ciclistas se reducía a comentar los resultados de las etapas y repasar las clasificaciones, centrando nuestra atención siempre en la actuación del Kelme, como equipo representativo de la provincia y por contar con Vicente Belda (nacido en Alfafara y afincado en Cocentaina) como director deportivo. Y así lo hicimos hasta la memorable victoria de Escartín en la meta del Piau Engaly en la etapa reina del Tour de 1999. Aquel día, iniciamos el programa aun con la resaca de aquella épica escalada en la retina, con corredores todavía entrando en meta y pensando en las sensaciones que debería estar viviendo nuestro “vecino” Vicente Belda tras el éxito de su pupilo. Entonces nos dijimos, “preguntémosle”. Y le llamamos. En directo.
Sorprendentemente, Vicente contestó. El sonido no era demasiado bueno. De fondo, ruido de coches y camiones, alguna sirena, aplausos, gritos de aficionados, enhorabuenas y felicitaciones y, entre todo ello, el director deportivo del Kelme exultante tras la actuación de su corredor. Todo el bullicio que, sin duda debía tener a su alrededor, no le permitía mantener una conversación muy fluida, pero atendía nuestras preguntas con una amabilidad exquisita y nos regaló un análisis técnico de la etapa propio de un experto de su talla profesional. Pero lo mejor estaba por llegar. Hubo un momento en que notamos que su voz se alejaba del micrófono de su teléfono, y pudimos entender (insisto, en directo) que se dirigía a alguien pidiendo que esperara, que le atendería luego, que tenía que acabar con nuestra llamada. Al volver a nuestra conversación nos pidió disculpas:
«Perdoneu, es que tinc ací als de RNE, la Ser i no sé quines emisores més… que volen unes declaracions… però ara en acabar en vosaltres…» (Perdonad, es tengo aquí a los de RNE, la Ser y no sé qué otras emisoras… que quieren unas declaraciones… pero cuando acabe con vosotros…)
Puede el lector imaginar nuestras caras al escuchar aquellas palabras. Teníamos en directo al director deportivo del equipo ciclista que acababa de conseguir, minutos antes, la victoria en la etapa reina de la prueba más importante del mundo del ciclismo en ruta. Atendía nuestras preguntas, las de una modesta emisora comarcal, antes de responder a las de los reconocidos periodistas de medios de ámbito nacional y lo hacía, además, dejando claro que “primer en els de la terreta”. Pues bien, aquello se convirtió en costumbre y no solo durante aquella edición de 1999, sino también en la de 2000, la primera que el Kelme ganó como equipo, Vicente Belda atendió siempre nuestras llamadas y nuestros oyentes fueron los primeros en conocer sus impresiones tras los éxitos de aquel histórico equipo.
Sin duda, fue una verdadera pena todo lo que ocurrió con el dopaje en el mundo del ciclismo unos años después. Y aunque reconozco que era, y sigue siendo, necesario perseguir y luchar contra cualquier tipo de práctica que adultere las competiciones deportivas, también me pregunto si, más allá de las repercusiones legales y deportivas que aquella Operación Puerto tuvo para los implicados, no hubo también un juicio mediático paralelo que se llevó por delante la carrera profesional de otras muchas personas y a una leyenda del deporte alicantino y por ende valenciano y español, como fue el equipo ciclista del Kelme.